LA HOMEOPATÍA
INTEGRAL DE HAHNEMANN
En
la obra de Hahnemann es patente a cada texto su concepción del hombre como un
Ser Integral (bio-psico-social-espiritual),
de su Enfermedad también como Integral (bio-psico-social-espiritual),
y de su Curación, por supuesto, como Integral (bio-psico-social-espiritual)...
El
siguiente texto resume la concepción integral del ser humano de Hahnemann:
“En el hombre en
estado de salud la fuerza vital espiritual, la energía (dynamis) que
anima al cuerpo material (organismo), gobierna con poder irrestricto
(autocracia) y subordina todas las partes del organismo a un funcionamiento
admirable, armónico, vital, en cuanto concierne a las sensaciones y a las
funciones, de modo que nuestra mente intrínseca (= espíritu) y
dotada de razón puede emplear a ese instrumento viviente y sanativo,
sin restricción alguna, en los propósitos más elevados de nuestra
existencia”
Nótese
que se refiere al Cuerpo (“cuerpo
material –organismo-”), al Alma –en el sentido de Vida, o Ánima o Psique-
(“la fuerza vital espiritual, la energía
–dynamis-”) y al Espíritu (“mente
intrínseca -=espíritu- y dotada de razón”; “fuerza vital espiritual”)...
En
los siguientes textos no queda duda de su concepción integral de la Enfermedad
y de la Curación, pues habla de:
“extirpar y
aniquilar la enfermedad en
toda su extensión”
y habla de:
“los cambios
en la salud del cuerpo y de la mente”
(es decir, no solo del cuerpo, ni solo de la mente; ambos, mente y cuerpo,
integrados)...
así como de:
“la enfermedad en toda su extensión”
Por eso Hahnemann rechaza con energía
la concepción “materialista” de la enfermedad –y, por tanto, de la curación-,
que es el trasfondo filosófico de la alopatía y de un gran número de medicinas,
incluso alternativas (algunas que no son “materialistas” en sus principios y
concepción filosófica lo son, en los hechos, en su práctica, cuando solo toman
en cuenta los síntomas corporales):
“Él (Hufeland,
médico alópata enemigo y perseguidor de Hahnemann y de la homeopatía)... aún se
aferra a una concepción totalmente material de la enfermedad, a la que le es todavía imposible
considerar como un estado existencial del organismo en el que este se halla
alterado dinámicamente por la fuerza vital, a su vez perturbada mórbidamente,
es decir como un estado de salud alterado; en vez de ello considera que la
enfermedad es alguna cosa material que, una vez cumplida la cura, permanece al
acecho en algún rincón interior del organismo a fin de irrumpir sin
restricciones con su presencia sustancial cualquier día en que se esté
disfrutando de excelente salud. ¡Así de temible es todavía la ceguera de la
vetusta patología!”
Y, precisamente por ser Hahnemann
integral, rechaza con la misma fuerza, las posturas “espiritualistas” o
“psicologistas” que nieguen o minimicen los hechos materiales y corpóreos de la
enfermedad:
“Por ello ignoro
cómo les ha sido posible a los médicos junto al lecho del enfermo permitirse
suponer que prescindiendo del más
cuidadoso examen de los síntomas y de ser guiado por ellos respecto del
tratamiento, debían buscar y podrían descubrir, únicamente en lo interior
desconocido y oculto... ¿no es acaso la enfermedad misma cuanto es
conocible por los sentidos a través de los fenómenos que ella desarrolla, puesto que jamás podrá verse a esa energía
espiritual, a la fuerza vital, que produce la enfermedad?... ¿Qué más está
pretendiendo buscar la escuela secular en ese interior oculto del organismo en
calidad de “prima causa morbi” en
tanto rechaza como motivo de curación y desdeñosamente desprecia a la representación
sensible y manifiesta de la enfermedad, a esos síntomas que con tanta evidencia
se expresan?”
Por eso,
Hahnemann señala la importancia de tomar en cuenta la “totalidad de los síntomas”,
refiriéndose a todos los corporales, pero también a todos los que tengan que
ver con los aspectos humanos más allá del cuerpo, como la mente, la psique, las
relaciones, el espíritu, etc.:
“Han de ser solo
los síntomas el medio por el cual la enfermedad requiera y señale el remedio
adecuado para ser aliviada y, con mayor razón, la totalidad de estos...
en una palabra, la totalidad de los síntomas debe ser lo principal,
absolutamente lo único que el médico debe considerar en todo caso de enfermedad”
Atención y
curación, pues, de la “totalidad de los
síntomas”, y no de síntomas aislados o incompletos, para no actuar de una
manera “unilateral” que es lo
contrario del proceder integrador e integral. Pues el procedimiento
“unilateral” -solo dirigido al cuerpo o partes del cuerpo; o solo al “alma”
(mente-psique-espíritu) o parte de ella- no solo no cura sino que empeora al
enfermo y a su enfermedad:
“En todas las
épocas los médicos de la vieja escuela, por no conocer otro procedimiento para
aliviar, han intentado combatir y en lo posible suprimir, mediante medicinas, un
síntoma aquí y otro allá de los varios que constituyen las enfermedades, procedimiento unilateral que
bajo el nombre de tratamiento sintomático
ha merecido, con justicia, el menosprecio general debido a que con él no solo
nada se ha ganado mas mucho daño se ha infligido. Pretender que uno solo de los
síntomas presentes sea toda la enfermedad es como pretender que un solo pie sea
todo el hombre”
En
este último texto es más que clara la postura antropológica integral de
Hahnemann. Cuando se trata del ser humano, especialmente en medicina, cualquier
postura unilateral, reducida solo a sus aspectos físico-químicos o biológicos
(como las medicinas materialistas), o solo a sus aspectos mentales-emocionales-relacionales
(como las psicologías que niegan el espíritu y/o rehúyen las “complicaciones”
de la materia), o solo a sus aspectos espirituales (como las espiritualidades
desencarnadas), disminuye al hombre y le enferma más...
Por todo ello,
la Homeopatía Integral Hahnemanniana, en todos los casos de enfermedad, pero
especialmente en las enfermedades crónicas, requiere una investigación detallada y
completa, con una Historia Clínica minuciosa que no deje de lado
ninguno de los múltiples pero unificados e integrados aspectos del ser humano
(su cuerpo, sin duda, pero también su mente, su psique –emociones,
sentimientos, personalidad, etc.-, su aspecto social-relacional, su
espiritualidad). Hahnemann es absolutamente claro y específico al respecto:
“Son útiles al
médico para ayudarle a curar, los
detalles particulares de la causa probable que predispuso a la enfermedad
aguda así como los puntos más significativos en la historia completa de la enfermedad crónica,
los que le capacitarán para descubrir su causa fundamental, que generalmente se
debe a un miasma crónico. En estas investigaciones será preciso tomar en
consideración: la constitución probable del paciente (especialmente cuando la
enfermedad es crónica),
su
moral y su intelectualidad, su ocupación, sus hábitos y su
modo de vivir, sus relaciones sociales y domésticas,
su
edad, su funcionamiento sexual, etc.”
El texto anterior, que habla de “la causa probable que predispuso a la
enfermedad” y de “descubrir su causa
fundamental, que generalmente se debe a un miasma crónico”, nos conecta con
otro aspecto central de la Integralidad Hahnemanniana: su atención cuidadosa a todos
los posibles orígenes de la enfermedad, y no solo a su origen mecánico o
material más inmediato... De la tos, por ejemplo, puede afirmarse que su
“causa” más inmediata sea una irritación de la garganta (algo “físico”). Pero,
investigando más, puede descubrirse otra “causa física” más profunda de la tos
como pudiera ser una infección bronquial. Y, si se ahonda más, puede
comprenderse que la infección bronquial tiene un origen en el ambiente muy frío
al que se expuso el paciente (ya Pasteur mismo, al final de su vida, señaló que
la sola bacteria no explicaba todos los casos de las infecciones y señaló al
“ambiente” como otro factor co-causal). Este “ambiente frío” sigue siendo un
factor causal “físico”...
Pero,
profundizando más, puede descubrirse que el enfermo estuvo expuesto también a
factores emocionales (depresión, por ejemplo) en las horas previas a la
“infección” (Pasteur también añadió como otro factor co-causal de “infección”
la baja inmunidad del individuo –pues descubrió a individuos con presencia de
la bacteria que no se infectaban-). Aún yendo más a fondo, se puede encontrar
en un minucioso interrogatorio un factor “social/relacional” (una ruptura de pareja
o un pleito muy intenso) que da origen a la “depresión” y luego a la “infección” y a su expresión última en
la “tos”. Más “atrás” todavía, puede descubrir el médico integral un factor
espiritual (culpa) que da origen a la
“ruptura de relación” y luego a la “depresión” y luego a la “infección”
y luego a la “tos”. Finalmente –para no exagerar, pues podríamos señalar aún
más factores posibles de enfermedad- hemos de señalar los homeópatas el factor
miasmático (psórico, sycósico o syphilítico) al que Hahnemann llamaba “el mal
fundamental” y que, de no investigarse y atenderse, la curación no podría ser
ni verdadera, ni completa, ni integral, y que, incluso, podría llevar a la
muerte del paciente (como todos, médicos o no, hemos visto o sabido, a partir de
una aparente y simple “bronquitis”)...
En un alto
porcentaje (70 o más por ciento), los alópatas resuelven aparentemente
el problema de la “bronquitis bacteriana” (resolución meramente “física”) con
un tratamiento medicamentoso basado en antibióticos potentes, con la sola
consideración de los datos “físicos” y materiales en esta enfermedad. Y siempre
atribuyen a “complicaciones” incomprensibles (nunca consideraron-atendieron, ni
lo harán, debido a su “ciencia” no integral, los factores emocionales,
relacionales, espirituales y miasmáticos) el pequeño porcentaje de fracasos por
muerte del enfermo o por empeoramiento en una enfermedad crónica (“enfermedad
pulmonar obstructiva crónica –EPOC-”, “enfisema pulmonar”, “bronquitis
crónica”, etc.)...
Los homeópatas
no integrales (especialmente si son pluricistas y/o con dosificaciones
diferentes a las hahnemannianas; es decir, si son “alópatas” disfrazados de
homeópatas) resolverán también aparentemente
la bronquitis, solo que no con antibióticos sino con medicamentos homeopáticos
basados también en las meras consideraciones “físicas” y visibles del paciente.
Como lo he señalado en la nota al calce anterior,
la “curación” por esta homeopatía no integral es también aparente pues lo que
en realidad cura al 70 por ciento de los pacientes es la propia fuerza vital
del enfermo y otros factores positivos en su interior y en su entorno (la
sugestión y el efecto placebo, entre otros factores), y no los globulitos
homeopáticos decididos sin sentido integral...
Pero el Homeópata
Integral que ha comprendido cabalmente la Ciencia y la Sabiduría de los
descubrimientos de Hahnemann, sabe muy bien que las consideraciones de tipo “físico”
(la tos, la infección y la exposición al frío, entre otros síntomas físicos que
no señalé para no alargar demasiado este ejemplo) son apenas el comienzo en la
comprensión de esta persona, de este enfermo, que externamente parece tener una
enfermedad bronquial. Comprensión profunda, sutil y necesaria (de médicos
sabios, como el Maestro Hahnemann) para que este paciente particular delante de
mí no se convierta en uno de los del 30 por ciento que mueren o quedan incapacitados
con una enfermedad crónica severa...
Así que pensémoslo
todos, con conciencia y honestidad: el 70% de los enfermos se van a “curar” de “bronquitis”
o de casi cualquier otra “enfermedad” solos, con nosotros o sin nosotros,
con alopatía o sin ella, con homeopatía o sin ella. No argumentemos para
defender nuestra mala educación homeopática y nuestra mala praxis que tenemos “resultados”,
o que la mayoría de nuestros pacientes se “curan” con nuestra mezclas, o
nuestros pluralismos, o nuestras dosificaciones cuasialopáticas, o nuestra
ausencia de integralidad... Y, para ser más claro y que todos estemos incluidos
en esta reflexión, tampoco argumentemos los “ortodoxos”, “hahnemannianos”, “unicistas”,
que nuestra Homeopatía Integral sí tiene “resultados” y que la prueba es este
70% que resulta “curado”... NO. No nos auto-engañemos. Al menos el
70% de las personas se curan solas, sin importar con qué filosofía o método
homeopático se hace...
Todos nosotros,
supuestos discípulos y seguidores de Hahnemann y de sus descubrimientos en
torno a la profunda y trascendente Homeopatía Integral, en todos los casos de
enfermedad (“bronquitis” y la que tenga en apariencia cualquier otra etiqueta),
hemos de ir más allá de los síntomas corporales y físicos, pues con tan solo la
consideración del síntoma “depresión” (con las características específicas que
se puedan determinar), y a diferencia de los alópatas que seguirán
prescribiendo los mismos antibióticos sin importar si están enterados o no de
la “depresión”, para nosotros, homeópatas integrales, sí cambia la decisión por
uno u otro medicamento. Para nosotros la “bronquitis” de un paciente deprimido
es totalmente diferente en todos los sentidos, y concretamente en la medicación
y en la Orientación Homeopática (educativa, psicológica, espiritual, etc.), a
la de un paciente con “enojo reprimido” u otras características “mentales”. Con
solo este nuevo síntoma “mental” (la depresión), como factor también causal,
disminuyen drásticamente las posibilidades medicamentosas a nuestro alcance
para una “aparente bronquitis”, y tal disminución de opciones nos hará elegir más
exactamente el “similimum” para el alivio Integral del enfermo y evitarle la
muerte o cualquier complicación que lo lleve a grave cronicidad.
Y si después
consideramos también la “ruptura de una relación importante” previa a la
depresión, e incluso la sensación de culpa anterior, nuestro cuadro homeopático,
absolutamente individual y personal, nos va llevar de la mano a un posible
paciente del 30% que podría morir o enfermar más gravemente, especialmente si
también detectamos que en los síntomas físicos y mentales se hace claramente
presente el miasma syphilítico... Nosotros realmente
podremos evitar su muerte o su más profunda enfermedad (por nuestro Tratamiento
Integral Homeopático, que incluye un medicamento más poderoso e integral y una
Orientación Homeopática con sentido y objetivos también homeopáticos y
transformadores en la persona que tenemos delante). Un enfermo del 30% que sí
nos necesita a nosotros, homeópatas integrales, pues sabemos claramente –por la
depresión, la ruptura de relación, la culpa, y el miasma destructivo
predominante- que la Fuerza Vital de tal enfermo será incapaz por sí sola de
llevar a la plena e integral curación... Esto, este 30% de enfermos, es la
responsabilidad de la Homeopatía Integral y trascendente pues no hay otra
medicina que exista con este poder de profundidad causal e integral...
Descubrir y
atender a todas las causas determinantes o coadyuvantes de la enfermedad
es, pues, el poder y el propósito de la Homeopatía Integral, incluso en las
personas sin síntomas preocupantes externos. Por eso dice Hahnemann, con toda
autoridad, algo que ningún otro médico se ha atrevido a afirmar:
“Él también es
un guardián de la salud si conoce todo lo que la deteriora y
ocasiona enfermedad y sabe también cómo eliminarlo de las personas aún sanas”
Esto que
Hahnemann ha señalado implica una todavía más honda integralidad: curar también
lo “interno” cuando ni siquiera se está claramente expresando con síntomas físicos
externos. Se trata de la anhelada Medicina Preventiva en todos los tiempos y
culturas. “Curar” no solo en el sentido de “quitar” una enfermedad ya visible y
presente, sino también, y sobre todo, “curar” en el sentido de “evitar” que una
enfermedad se haga visible y presente. “Curar” como “a futuro”. Evitar para siempre un cáncer, o una hipertensión
o una diabetes, cuando tales “enfermedades” se perciben homeopáticamente por
muchos signos, pero especialmente por la comprensión miasmática en una persona
con determinadas y específicas características físicas y de personalidad... No
es Verdadera Medicina la que solo cura las enfermedades que ya han aparecido
(aun si lo hiciera al 100%), sino la que evita que aparezcan. Y este es el caso
de la Medicina Integral Homeopática, con su Medicación Homeopática y con su
Orientación Homeopática Bio-Psico-Social-Relacional-Espiritual...
Medicina
Integral Homeopática dirigida a las “causas”, incluso si estas son simples y
claramente externas:
“Innecesario es
decir que todo médico inteligente deberá eliminarla (la causa manifiesta
predisponente o de sostén –“causa occasionalis”-) cuando ella exista y que con
ello la indisposición cesará espontáneamente. Él hará retirar de la
habitación las flores muy fragantes pues tienden a ocasionar síncopes y
sufrimientos histéricos; extraerá de la córnea al cuerpo extraño que provoca la
inflamación ocular; quitará de un miembro lastimado el vendaje muy apretado que
podría ocasionar gangrena y aplicará otro más adecuado; pondrá al descubierto
la arteria herida y hará una ligadura sobre ella para evitar desmayo; intentará
provocar la expulsión por el vómito de las bayas con belladona, etc., que hayan
sido ingeridas; extraerá los cuerpos extraños que puedan haber sido
introducidos en los orificios del cuerpo (nariz, esófago, oídos, uretra, recto,
vagina); triturará los cálculos vesicales, abrirá el ano sin orificio del
recién nacido, etc.”
Pero, sobre
todo, Medicina Integral Homeopática dirigida a las “causas”, especialmente si
estas son más complejas y profundamente interiores:
“Son útiles al
médico para ayudarle a curar, los
detalles particulares de la causa probable que predispuso a
la enfermedad aguda así como los puntos más significativos en la historia completa
de la enfermedad crónica, los que le capacitarán para descubrir su causa fundamental, que generalmente se debe a un miasma crónico. En estas
investigaciones será preciso tomar en consideración: la constitución probable del
paciente (especialmente cuando la enfermedad es crónica), su
moral y su intelectualidad, su ocupación, sus hábitos y su
modo de vivir, sus relaciones sociales y domésticas,
su
edad, su funcionamiento sexual, etc.”
En este último texto Hahnemann se refiere no
solamente a la “constitución física” pues esta es visible al ojo médico. Al
decir “probable” es aún más claro que habla de la “constitución” más allá de lo
físico, es decir, de lo relacionado con el
temperamento, el carácter y la personalidad. Señalamos esto para recalcar
la “integralidad” de Hahnemann que no está pensando solamente en el ángulo meramente
físico de la enfermedad, sino que habla claramente de la “Causa Fundamental” y del “Miasma
Crónico” como aspectos de una última y más profunda “causa” y que
constituye uno de los descubrimientos más originales e importantes de esta
Nueva e Integral Medicina...
Finalmente,
Hahnemann, en su Parágrafo 3 señala claramente el perfil del Verdadero Médico y
de su esencial Integralidad, tanto en el sentido estrictamente “curativo”, con
en su sentido también “preventivo” y dirigido a las Causas Profundas de Enfermedad:
“Si el médico
percibe claramente qué es lo que debe ser curado en las enfermedades, es decir
en cada caso individual de enfermedad (conocimiento
de la enfermedad, signos); si él percibe claramente qué hay de curativo en
las medicinas, es decir, en cada una de las medicinas (conocimiento de los poderes medicinales) y si él sabe cómo adaptar,
de acuerdo a principios claramente definidos, lo que hay de curativo en las
medicinas a aquello indudablemente mórbido que ha descubierto en el paciente,
de modo que la recuperación deba ser el resultado –adaptación que concierne
tanto a la aplicabilidad de la medicina más adecuada según su modo de acción en
relación con el caso que se le presenta (selección
del remedio, de la medicina adecuada), cuanto al modo exacto de prepararla
y cantidad que se ha de requerir (dosis
apropiada) y también al período más conveniente en el que la dosis deba
repetirse-; si finalmente, él conoce los obstáculos que en cada caso se presentan para
la recuperación y es sabedor de cómo quitarlos, a fin de que la recuperación
pueda ser permanente, tal médico
comprende cómo actuar juiciosa y racionalmente y es un verdadero facultativo
del arte de curar”
“Conocer los obstáculos” y “saber cómo quitarlos”, “a fin de que la recuperación pueda ser
permanente” es precisamente la tarea trascendente de la Homeopatía Integral
por su visión de lo enfermante profundo (lo miasmático), y por su método y
tratamiento integrales que conducen a una Salud Plena y Permanente de los seres
humanos...
“Duc in altum”
“VE más lejos,
VE más alto, VE más profundo”
Curso de
Homeopatía Integral