lunes, 6 de julio de 2015

LA HOMEOPATÍA INTEGRAL DE HAHNEMANN

LA HOMEOPATÍA INTEGRAL DE HAHNEMANN[1]

            En la obra de Hahnemann es patente a cada texto su concepción del hombre como un Ser Integral (bio-psico-social-espiritual)[2], de su Enfermedad también como Integral (bio-psico-social-espiritual)[3], y de su Curación, por supuesto, como Integral (bio-psico-social-espiritual)[4]...

            El siguiente texto resume la concepción integral del ser humano de Hahnemann:

“En el hombre en estado de salud la fuerza vital espiritual, la energía (dynamis) que anima al cuerpo material (organismo), gobierna con poder irrestricto (autocracia) y subordina todas las partes del organismo a un funcionamiento admirable, armónico, vital, en cuanto concierne a las sensaciones y a las funciones, de modo que nuestra mente intrínseca (= espíritu) y dotada de razón puede emplear a ese instrumento viviente y sanativo, sin restricción alguna, en los propósitos más elevados de nuestra existencia[5]

            Nótese que se refiere al Cuerpo (“cuerpo material –organismo-”), al Alma –en el sentido de Vida, o Ánima o Psique- (“la fuerza vital espiritual, la energía –dynamis-”) y al Espíritu (“mente intrínseca -=espíritu- y dotada de razón”; “fuerza vital espiritual”)...

            En los siguientes textos no queda duda de su concepción integral de la Enfermedad y de la Curación, pues habla de:

“extirpar y aniquilar la enfermedad en toda su extensión[6]

y habla de:

“los cambios en la salud del cuerpo y de la mente[7] (es decir, no solo del cuerpo, ni solo de la mente; ambos, mente y cuerpo, integrados)...

así como de:

la enfermedad en toda su extensión[8]

            Por eso Hahnemann rechaza con energía la concepción “materialista” de la enfermedad –y, por tanto, de la curación-, que es el trasfondo filosófico de la alopatía y de un gran número de medicinas, incluso alternativas (algunas que no son “materialistas” en sus principios y concepción filosófica lo son, en los hechos, en su práctica, cuando solo toman en cuenta los síntomas corporales):

“Él (Hufeland, médico alópata enemigo y perseguidor de Hahnemann y de la homeopatía)... aún se aferra a una concepción totalmente material de la enfermedad, a la que le es todavía imposible considerar como un estado existencial del organismo en el que este se halla alterado dinámicamente por la fuerza vital, a su vez perturbada mórbidamente, es decir como un estado de salud alterado; en vez de ello considera que la enfermedad es alguna cosa material que, una vez cumplida la cura, permanece al acecho en algún rincón interior del organismo a fin de irrumpir sin restricciones con su presencia sustancial cualquier día en que se esté disfrutando de excelente salud. ¡Así de temible es todavía la ceguera de la vetusta patología!”[9]

Y, precisamente por ser Hahnemann integral, rechaza con la misma fuerza, las posturas “espiritualistas” o “psicologistas” que nieguen o minimicen los hechos materiales y corpóreos de la enfermedad:

“Por ello ignoro cómo les ha sido posible a los médicos junto al lecho del enfermo permitirse suponer que prescindiendo del más cuidadoso examen de los síntomas y de ser guiado por ellos respecto del tratamiento, debían buscar y podrían descubrir, únicamente en lo interior desconocido y oculto... ¿no es acaso la enfermedad misma cuanto es conocible por los sentidos a través de los fenómenos que ella desarrolla, puesto que jamás podrá verse a esa energía espiritual, a la fuerza vital, que produce la enfermedad?... ¿Qué más está pretendiendo buscar la escuela secular en ese interior oculto del organismo en calidad de “prima causa morbi” en tanto rechaza como motivo de curación y desdeñosamente desprecia a la representación sensible y manifiesta de la enfermedad, a esos síntomas que con tanta evidencia se expresan?”[10]

Por eso, Hahnemann señala la importancia de tomar en cuenta la “totalidad de los síntomas”, refiriéndose a todos los corporales, pero también a todos los que tengan que ver con los aspectos humanos más allá del cuerpo, como la mente, la psique, las relaciones, el espíritu, etc.:

“Han de ser solo los síntomas el medio por el cual la enfermedad requiera y señale el remedio adecuado para ser aliviada y, con mayor razón, la totalidad de estos... en una palabra, la totalidad de los síntomas debe ser lo principal, absolutamente lo único que el médico debe considerar en todo caso de enfermedad”[11]

Atención y curación, pues, de la “totalidad de los síntomas”, y no de síntomas aislados o incompletos, para no actuar de una manera “unilateral” que es lo contrario del proceder integrador e integral. Pues el procedimiento “unilateral” -solo dirigido al cuerpo o partes del cuerpo; o solo al “alma” (mente-psique-espíritu) o parte de ella- no solo no cura sino que empeora al enfermo y a su enfermedad:

“En todas las épocas los médicos de la vieja escuela, por no conocer otro procedimiento para aliviar, han intentado combatir y en lo posible suprimir, mediante medicinas, un síntoma aquí y otro allá de los varios que constituyen las enfermedades, procedimiento unilateral que bajo el nombre de tratamiento sintomático ha merecido, con justicia, el menosprecio general debido a que con él no solo nada se ha ganado mas mucho daño se ha infligido. Pretender que uno solo de los síntomas presentes sea toda la enfermedad es como pretender que un solo pie sea todo el hombre[12]

            En este último texto es más que clara la postura antropológica integral de Hahnemann. Cuando se trata del ser humano, especialmente en medicina, cualquier postura unilateral, reducida solo a sus aspectos físico-químicos o biológicos (como las medicinas materialistas), o solo a sus aspectos mentales-emocionales-relacionales (como las psicologías que niegan el espíritu y/o rehúyen las “complicaciones” de la materia), o solo a sus aspectos espirituales (como las espiritualidades desencarnadas), disminuye al hombre y le enferma más...

Por todo ello, la Homeopatía Integral Hahnemanniana, en todos los casos de enfermedad, pero especialmente en las enfermedades crónicas, requiere una investigación detallada y completa, con una Historia Clínica minuciosa que no deje de lado ninguno de los múltiples pero unificados e integrados aspectos del ser humano (su cuerpo, sin duda, pero también su mente, su psique –emociones, sentimientos, personalidad, etc.-, su aspecto social-relacional, su espiritualidad). Hahnemann es absolutamente claro y específico al respecto:

“Son útiles al médico para ayudarle a curar, los detalles particulares de la causa probable que predispuso a la enfermedad aguda así como los puntos más significativos en la historia completa de la enfermedad crónica, los que le capacitarán para descubrir su causa fundamental, que generalmente se debe a un miasma crónico. En estas investigaciones será preciso tomar en consideración: la constitución probable del paciente (especialmente cuando la enfermedad es crónica)[13], su moral y su intelectualidad, su ocupación, sus hábitos y su modo de vivir, sus relaciones sociales y domésticas, su edad, su funcionamiento sexual, etc.[14]

 El texto anterior, que habla de “la causa probable que predispuso a la enfermedad” y de “descubrir su causa fundamental, que generalmente se debe a un miasma crónico”, nos conecta con otro aspecto central de la Integralidad Hahnemanniana: su atención cuidadosa a todos los posibles orígenes de la enfermedad, y no solo a su origen mecánico o material más inmediato... De la tos, por ejemplo, puede afirmarse que su “causa” más inmediata sea una irritación de la garganta (algo “físico”). Pero, investigando más, puede descubrirse otra “causa física” más profunda de la tos como pudiera ser una infección bronquial. Y, si se ahonda más, puede comprenderse que la infección bronquial tiene un origen en el ambiente muy frío al que se expuso el paciente (ya Pasteur mismo, al final de su vida, señaló que la sola bacteria no explicaba todos los casos de las infecciones y señaló al “ambiente” como otro factor co-causal). Este “ambiente frío” sigue siendo un factor causal “físico”...

Pero, profundizando más, puede descubrirse que el enfermo estuvo expuesto también a factores emocionales (depresión, por ejemplo) en las horas previas a la “infección” (Pasteur también añadió como otro factor co-causal de “infección” la baja inmunidad del individuo –pues descubrió a individuos con presencia de la bacteria que no se infectaban-). Aún yendo más a fondo, se puede encontrar en un minucioso interrogatorio un factor “social/relacional” (una ruptura de pareja o un pleito muy intenso) que da origen a la “depresión” y luego  a la “infección” y a su expresión última en la “tos”. Más “atrás” todavía, puede descubrir el médico integral un factor espiritual (culpa) que da origen a la  “ruptura de relación” y luego a la “depresión” y luego a la “infección” y luego a la “tos”. Finalmente –para no exagerar, pues podríamos señalar aún más factores posibles de enfermedad- hemos de señalar los homeópatas el factor miasmático (psórico, sycósico o syphilítico) al que Hahnemann llamaba “el mal fundamental” y que, de no investigarse y atenderse, la curación no podría ser ni verdadera, ni completa, ni integral, y que, incluso, podría llevar a la muerte del paciente (como todos, médicos o no, hemos visto o sabido, a partir de una aparente y simple “bronquitis”)...

En un alto porcentaje (70 o más por ciento), los alópatas resuelven aparentemente[15] el problema de la “bronquitis bacteriana” (resolución meramente “física”) con un tratamiento medicamentoso basado en antibióticos potentes, con la sola consideración de los datos “físicos” y materiales en esta enfermedad. Y siempre atribuyen a “complicaciones” incomprensibles (nunca consideraron-atendieron, ni lo harán, debido a su “ciencia” no integral, los factores emocionales, relacionales, espirituales y miasmáticos) el pequeño porcentaje de fracasos por muerte del enfermo o por empeoramiento en una enfermedad crónica (“enfermedad pulmonar obstructiva crónica –EPOC-”, “enfisema pulmonar”, “bronquitis crónica”, etc.)...

Los homeópatas no integrales (especialmente si son pluricistas y/o con dosificaciones diferentes a las hahnemannianas; es decir, si son “alópatas” disfrazados de homeópatas) resolverán también aparentemente la bronquitis, solo que no con antibióticos sino con medicamentos homeopáticos basados también en las meras consideraciones “físicas” y visibles del paciente. Como lo he señalado en la nota  al calce anterior, la “curación” por esta homeopatía no integral es también aparente pues lo que en realidad cura al 70 por ciento de los pacientes es la propia fuerza vital del enfermo y otros factores positivos en su interior y en su entorno (la sugestión y el efecto placebo, entre otros factores), y no los globulitos homeopáticos decididos sin sentido integral...

Pero el Homeópata Integral que ha comprendido cabalmente la Ciencia y la Sabiduría de los descubrimientos de Hahnemann, sabe muy bien que las consideraciones de tipo “físico” (la tos, la infección y la exposición al frío, entre otros síntomas físicos que no señalé para no alargar demasiado este ejemplo) son apenas el comienzo en la comprensión de esta persona, de este enfermo, que externamente parece tener una enfermedad bronquial. Comprensión profunda, sutil y necesaria (de médicos sabios, como el Maestro Hahnemann) para que este paciente particular delante de mí no se convierta en uno de los del 30 por ciento que mueren o quedan incapacitados con una enfermedad crónica severa...

Así que pensémoslo todos, con conciencia y honestidad: el 70% de los enfermos se van a “curar” de “bronquitis” o de casi cualquier otra “enfermedad” solos, con nosotros o sin nosotros, con alopatía o sin ella, con homeopatía o sin ella. No argumentemos para defender nuestra mala educación homeopática y nuestra mala praxis que tenemos “resultados”, o que la mayoría de nuestros pacientes se “curan” con nuestra mezclas, o nuestros pluralismos, o nuestras dosificaciones cuasialopáticas, o nuestra ausencia de integralidad... Y, para ser más claro y que todos estemos incluidos en esta reflexión, tampoco argumentemos los “ortodoxos”, “hahnemannianos”, “unicistas”, que nuestra Homeopatía Integral sí tiene “resultados” y que la prueba es este 70% que resulta “curado”... NO. No nos auto-engañemos. Al menos el 70% de las personas se curan solas, sin importar con qué filosofía o método homeopático se hace...

Todos nosotros, supuestos discípulos y seguidores de Hahnemann y de sus descubrimientos en torno a la profunda y trascendente Homeopatía Integral, en todos los casos de enfermedad (“bronquitis” y la que tenga en apariencia cualquier otra etiqueta), hemos de ir más allá de los síntomas corporales y físicos, pues con tan solo la consideración del síntoma “depresión” (con las características específicas que se puedan determinar), y a diferencia de los alópatas que seguirán prescribiendo los mismos antibióticos sin importar si están enterados o no de la “depresión”, para nosotros, homeópatas integrales, sí cambia la decisión por uno u otro medicamento. Para nosotros la “bronquitis” de un paciente deprimido es totalmente diferente en todos los sentidos, y concretamente en la medicación y en la Orientación Homeopática (educativa, psicológica, espiritual, etc.), a la de un paciente con “enojo reprimido” u otras características “mentales”. Con solo este nuevo síntoma “mental” (la depresión), como factor también causal, disminuyen drásticamente las posibilidades medicamentosas a nuestro alcance para una “aparente bronquitis”, y tal disminución de opciones nos hará elegir más exactamente el “similimum” para el alivio Integral del enfermo y evitarle la muerte o cualquier complicación que lo lleve a grave cronicidad.

Y si después consideramos también la “ruptura de una relación importante” previa a la depresión, e incluso la sensación de culpa anterior, nuestro cuadro homeopático, absolutamente individual y personal, nos va llevar de la mano a un posible paciente del 30% que podría morir o enfermar más gravemente, especialmente si también detectamos que en los síntomas físicos y mentales se hace claramente presente el miasma syphilítico... Nosotros realmente podremos evitar su muerte o su más profunda enfermedad (por nuestro Tratamiento Integral Homeopático, que incluye un medicamento más poderoso e integral y una Orientación Homeopática con sentido y objetivos también homeopáticos y transformadores en la persona que tenemos delante). Un enfermo del 30% que sí nos necesita a nosotros, homeópatas integrales, pues sabemos claramente –por la depresión, la ruptura de relación, la culpa, y el miasma destructivo predominante- que la Fuerza Vital de tal enfermo será incapaz por sí sola de llevar a la plena e integral curación... Esto, este 30% de enfermos, es la responsabilidad de la Homeopatía Integral y trascendente pues no hay otra medicina que exista con este poder de profundidad causal e integral...

Descubrir y atender a todas las causas determinantes o coadyuvantes de la enfermedad es, pues, el poder y el propósito de la Homeopatía Integral, incluso en las personas sin síntomas preocupantes externos. Por eso dice Hahnemann, con toda autoridad, algo que ningún otro médico se ha atrevido a afirmar[16]:

“Él también es un guardián de la salud si conoce todo lo que la deteriora y ocasiona enfermedad y sabe también cómo eliminarlo de las personas aún sanas[17]

Esto que Hahnemann ha señalado implica una todavía más honda integralidad: curar también lo “interno” cuando ni siquiera se está claramente expresando con síntomas físicos externos. Se trata de la anhelada Medicina Preventiva en todos los tiempos y culturas. “Curar” no solo en el sentido de “quitar” una enfermedad ya visible y presente, sino también, y sobre todo, “curar” en el sentido de “evitar” que una enfermedad se haga visible y presente. “Curar” como “a futuro”. Evitar para siempre un cáncer, o una hipertensión o una diabetes, cuando tales “enfermedades” se perciben homeopáticamente por muchos signos, pero especialmente por la comprensión miasmática en una persona con determinadas y específicas características físicas y de personalidad... No es Verdadera Medicina la que solo cura las enfermedades que ya han aparecido (aun si lo hiciera al 100%), sino la que evita que aparezcan. Y este es el caso de la Medicina Integral Homeopática, con su Medicación Homeopática y con su Orientación Homeopática Bio-Psico-Social-Relacional-Espiritual...

Medicina Integral Homeopática dirigida a las “causas”, incluso si estas son simples y claramente externas:

“Innecesario es decir que todo médico inteligente deberá eliminarla (la causa manifiesta predisponente o de sostén –“causa occasionalis”-) cuando ella exista y que con ello la indisposición cesará espontáneamente. Él hará retirar de la habitación las flores muy fragantes pues tienden a ocasionar síncopes y sufrimientos histéricos; extraerá de la córnea al cuerpo extraño que provoca la inflamación ocular; quitará de un miembro lastimado el vendaje muy apretado que podría ocasionar gangrena y aplicará otro más adecuado; pondrá al descubierto la arteria herida y hará una ligadura sobre ella para evitar desmayo; intentará provocar la expulsión por el vómito de las bayas con belladona, etc., que hayan sido ingeridas; extraerá los cuerpos extraños que puedan haber sido introducidos en los orificios del cuerpo (nariz, esófago, oídos, uretra, recto, vagina); triturará los cálculos vesicales, abrirá el ano sin orificio del recién nacido, etc.”[18]

Pero, sobre todo, Medicina Integral Homeopática dirigida a las “causas”, especialmente si estas son más complejas y profundamente interiores:

“Son útiles al médico para ayudarle a curar, los detalles particulares de la causa probable que predispuso a la enfermedad aguda así como los puntos más significativos en la historia completa de la enfermedad crónica, los que le capacitarán para descubrir su causa fundamental, que generalmente se debe a un miasma crónico. En estas investigaciones será preciso tomar en consideración: la constitución probable del paciente (especialmente cuando la enfermedad es crónica), su moral y su intelectualidad, su ocupación, sus hábitos y su modo de vivir, sus relaciones sociales y domésticas, su edad, su funcionamiento sexual, etc.[19]

 En este último texto Hahnemann se refiere no solamente a la “constitución física” pues esta es visible al ojo médico. Al decir “probable” es aún más claro que habla de la “constitución” más allá de lo físico, es decir, de lo relacionado con el temperamento, el carácter y la personalidad. Señalamos esto para recalcar la “integralidad” de Hahnemann que no está pensando solamente en el ángulo meramente físico de la enfermedad, sino que habla claramente de la “Causa Fundamental” y del “Miasma Crónico” como aspectos de una última y más profunda “causa” y que constituye uno de los descubrimientos más originales e importantes de esta Nueva e Integral Medicina...

Finalmente, Hahnemann, en su Parágrafo 3 señala claramente el perfil del Verdadero Médico y de su esencial Integralidad, tanto en el sentido estrictamente “curativo”, con en su sentido también “preventivo” y dirigido a las Causas Profundas de Enfermedad:

“Si el médico percibe claramente qué es lo que debe ser curado en las enfermedades, es decir en cada caso individual de enfermedad (conocimiento de la enfermedad, signos); si él percibe claramente qué hay de curativo en las medicinas, es decir, en cada una de las medicinas (conocimiento de los poderes medicinales) y si él sabe cómo adaptar, de acuerdo a principios claramente definidos, lo que hay de curativo en las medicinas a aquello indudablemente mórbido que ha descubierto en el paciente, de modo que la recuperación deba ser el resultado –adaptación que concierne tanto a la aplicabilidad de la medicina más adecuada según su modo de acción en relación con el caso que se le presenta (selección del remedio, de la medicina adecuada), cuanto al modo exacto de prepararla y cantidad que se ha de requerir (dosis apropiada) y también al período más conveniente en el que la dosis deba repetirse-; si finalmente, él conoce los obstáculos que en cada caso se presentan para la recuperación y es sabedor de cómo quitarlos, a fin de que la recuperación pueda ser permanente, tal médico comprende cómo actuar juiciosa y racionalmente y es un verdadero facultativo del arte de curar[20]

            “Conocer los obstáculos” y “saber cómo quitarlos”, “a fin de que la recuperación pueda ser permanente” es precisamente la tarea trascendente de la Homeopatía Integral por su visión de lo enfermante profundo (lo miasmático), y por su método y tratamiento integrales que conducen a una Salud Plena y Permanente de los seres humanos...

“Duc in altum”
“VE más lejos, VE más alto, VE más profundo”
Curso de Homeopatía Integral




[1] Texto basado solo en los primeros 7 parágrafos del “Organon del Arte de Curar” de Hahnemann...
[2] “I. El Ser Humano (según la Sagrada Escritura y según la Filosofía Médico-Homeopática)”: http://www.amazon.com/dp/B00WHSDWSU... Entre los fundamentos de esta obra está, por supuesto, la filosofía médico-homeopática hahnemanniana...
[3] “II. La Enfermedad (según la Sagrada Escritura y según la Filosofía Médico-Homeopática)”: http://www.amazon.com/dp/B00WAJZD2E... Entre los fundamentos de esta obra está, por supuesto, la filosofía médico-homeopática hahnemanniana...
[4] “III. La Curación (según la Sagrada Escritura y según la Filosofía Médico-Homeopática)”: http://www.amazon.com/dp/B00WDUO0I8... Entre los fundamentos de esta obra está, por supuesto, la filosofía médico-homeopática hahnemanniana...
[5] Dr. Samuel Hahnemann, Organon de la Medicina, Ed. Porrúa, México 1989, Parág. 9 –En adelante se citará esta obra sólo con la letra ‘H’, seguida del número del Parágrafo, o del número de la página si se cita un texto de Hahnemann fuera de los parágrafos (Prefacio, Introducción, etc.)-. La traducción de Porrúa no dice “espíritu”; ese es un añadido nuestro pues, tomando en cuenta la palabra alemana usada por Hahnemann, en otras traducciones al español se traduce así: “nuestro espíritu dotado de razón”...
[6] H 2
[7] H 6
[8] Ib.
[9] H 8, nota
[10] H 6, nota
[11] H 7
[12] H 7, nota segunda
[13] Aquí Hahnemann se refiere no solamente a la “constitución física” pues esta es visible al ojo médico. Al decir “probable” es aún más claro que habla de la “constitución” más allá de lo físico, es decir, de lo relacionado con el temperamento, el carácter y la personalidad. Señalamos esto para recalcar la “integralidad” de Hahnemann que no está pensando solamente en el ángulo meramente físico de la enfermedad...
[14] H 5... Este último “etcétera” de Hahnemann abre a propósito la vía para considerar detalladamente TODOS los aspectos del ser humano, internos y externos, corporales y no corporales, visibles e invisibles, naturales y no naturales, divinos y terrenos, etc...
[15] Decimos con toda conciencia “resuelven aparentemente” porque tal 70 por ciento es el mismo que resulta de “curación” sin el uso antibióticos, por la sola fuerza vital del paciente, o por otros muchos factores positivos más allá de la “ciencia” médica alopática (la sugestión y el efecto placebo, entre otros factores)...
[16] Tal vez solo con la excepción del Médico Divino, Jesús de Nazareth: “Yo he venido para que tengan Vida, y la tengan en abundancia” (Jn 10,10)...
[17] H 4
[18] H 7, nota primera
[19] H 5... Este último “etcétera” de Hahnemann abre a propósito la vía para considerar detalladamente TODOS los aspectos del ser humano, internos y externos, corporales y no corporales, visibles e invisibles, naturales y no naturales, divinos y terrenos, etc...
[20] H 3... Los textos en cursiva (con excepción de los remarcados con “negrita”) son del propio Hahnemann...

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