domingo, 5 de octubre de 2014

TROZOS DE NUESTROS TEMAS Y LIBROS EN LA HOMEOPATÍA INTEGRAL (7)

¡NO SE APRENDE EN LOS LIBROS! (2)


       Ni la Música, ni nada realmente verdadero y valioso, se aprende de los libros –estamos diciendo y reflexionando-… Ni la Medicina… ¡Está allá afuera!... ¡Está también “allá arriba”!...

            August, que ha escapado del orfanatorio siguiendo la Música y sostenido de la luna, escucha una voz masculina que canta solitaria dentro de una iglesia y se acerca... Justo al asomarse por el cristal de la puerta, la voz solitaria es como contestada por una bella cascada de voces, mayoritariamente femeninas... Una sencilla música, con unos pocos instrumentos, se oye de fondo en todo momento... El solista sigue distinguiéndose perfectamente, pero la armonía del coro que ahora le acompaña hace más nítida y hermosa su melodía... Se trata de afroamericanos que se mueven rítmica y cadenciosamente, como sólo puede hacerlo la sensibilidad tan especial de esta raza... Sólo mirarlos y escucharlos invita al movimiento y a participar de alguna manera... Dos, tres y hasta cuatro voces en un alarde de exquisitez y de precisión... August entra y se queda semioculto detrás de una reja de madera, en el momento en que un nuevo solista, una pequeña niña de unos 9 años, eleva su privilegiada voz, mientras el coro guarda silencio sin dejar de moverse... Unos segundos después, una mujer interviene también como solista con un tono y modulación de voz diferente... La niña le responde, haciéndose presente una especie de diálogo musical... ¡Y luego sus dos voces, al unísono! ¡Notas distintas pero simultáneas y complementarias que embellecen aún más cada voz individual y el conjunto del canto espiritual que se oye realmente como si viniera del cielo!... Y luego el primer solista nuevamente, con todo el coro acompañando y dando dirección y fuerza, y aún más ritmo, pues a la danza se añaden palmas rítmicas en cada primer tiempo de los dos de que consta el ritmo de la melodía... August, que se ha ido acercando, no deja de mirar y admirar, de escuchar con todo su ser, de aprender y de componer y recomponer en su interior, de disfrutar, de vivir y de ser feliz mecido y elevado por esa Música que, sin duda, viene de arriba, y que tiene el privilegio de escuchar... Finalmente, regresa la niña, y le contesta el primer solista, y la niña otra vez, y la tercera solista, y todo el coro, y la danza, y las palmas, sonando todo como algo que uno no quisiera jamás dejar de escuchar[1]...





[1] Descripción e interpretación aproximadas de lo que se ve y oye en la película “August Rush”…

(Del tema "SInfonía en SI Mayor"... del Libro "0. Sanadores Integrales"... de la serie "SInfonía en SI Mayor")

(El libro en donde está este "trozo", aquí: https://www.amazon.com.mx/dp/B00JUCHL74)

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